domingo, 20 de junio de 2010
un beso sorprendido en el instante que se hacía cabello de ángel
Hace muchos años, una amiga aventurera nos trajo una caja de pastel ruso. Cuando eramos pequeñas, la Carolina, el Nacional y el Ruso de la Exquisita eran las estrellas de las celebraciones entre las niñas. Este pastel ruso de ahora era diferente pero igual de exquisito, aún más para aquellas niñas de entonces ahora.
Desde hace años lo compro en "El rincón del Gourmet" de El Corte Inglés pero solo lo encuentro cuando se acerca la Navidad.
Hoy he visto que repartían pasteles, niños que hacían la primera comunión y una boda tradicional vasca con los tíos de América acompañando a los novios y el arreo de la pareja transportado en un carro tirado por bueyes... Ayer vi que el pastel ruso de Huesca, de la pastelería Ascaso, se podía comprar a través de su página web que cuenta con una pestaña pedido pastel ruso, específica para ello.
Y hoy he pensado que además de mandar pasteles por docenas o al peso cuando boda o comunión se podría obsequiar con pastel ruso, y es muy apropiado para enviárselo a l@s célibes, orfelin@s...El pastel es de avellanas, almendras, clara de huevo, azúcar y mousse de praliné en delicada composición. Debe tomarse entre los 12º y los 18º grados de temperatura y conservarse en frío.
Visto en: pastelería Ascaso
Precio: en cajas de 6 unidades de 500g 77,40€ y en cajas de 12 unidades de 300g 94,80€.
Elegía pagana
¿Sabéis? La rusa, la soberbia y blanca rusa
que danzó en Buenos Aires, feliz como una musa
enamorada, y sonrió mucho, y partió luego
a dar sol a sus rosas al Paraguay de fuego.
La rusa más hermosa de las rusas viajeras,
manzana matutina, flor de las primaveras,
diamante de los popes y perla de los zares;
la rusa que tenía su ramo de azahares
fresco para la fiesta nupcial, Mima, no existe...
Que Menalcas, llorando, rompa la flauta triste;
que en desagravio a Venus se maten mis palomas;
rómpase el vaso alegre y los frascos de aromas;
y vierta el dulce Véspero su elegía nocturna,
su elegía de oro dolorosa, en la urna
en que descansa aquella gentil carne divina.
No descansa. En el lago de la muerte patina
la regia rusa, brillan sus patines de plata
al halago lunar. Mágica serenata
hacer sonar un ruiseñor en lo invisible,
y Mima es ya princesa de un imperio imposible.
La llamaron las voces de un coro de rusalcas;
partió, y echó en olvido la flauta de Menalcas,
los azahares y las tórtolas sonoras.
¿Recuerdas aquel día, amante que la lloras,
en que gozosa y orgullosa fue mi rima
encadenada al libro con un guante de Mima?
Propiciatoriamente, yo invocaba a Himeneo...
Aún veo el libro todo blanco y oro. Aún veo
una noche a la eslava que tú adoraste ciego,
digna de amor latino, como de culto griego,
pues la petersburguesa, parisiense y latina
tuvo todas las gracias, y además, la argentina.
Como la Diana de Falguière, ella ha partido,
virgen a lanzar flechas al bosque del olvido.
Como la Diana de Falguiére, blanca y pura
a cazar imposibles entre la selva obscura.
Rubén Darío
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