miércoles, 26 de mayo de 2010
bellodgia
Bellodgia:
fragancia calida y viva, evoca campos de claveles rebosantes de sol, salpicados aqui y alla de rosas, jazmines, violetas y muguete. Resplandor de luz robada al sol de Italia, bellodgia es uno de los perfumes predilectos de las americanas.
Notas de salida: clavel,
Notas medias: clavel rosa, jazmín, muguet
Notas de fondo: Sándalo, musquetona, vainilla
Visto en: http://barfumeria.com/. (Esta tienda on line [antes en el sótano de la tienda de moda y complementos de culto 'La Rosa Que No Mueren] ofrece la opción de elegir hasta diez FRAGANCIAS por un precio de 11'00€, incluyendo los gastos de envío y embalado. Cada fragancia en un contenedor especial de 1 ml, para poder probarlas sobre la piel antes de comparlas)
Precio: Eau De Parfum 50 ml 65€ [ahora, al 50%, 32,50€] más 9€ en concepto de gastos de envío.
LOS PERFUMES CARON
dos sílabas que dan ritmo a una paleta de delicados y suaves buqués, evocadores de fragancias mágicas e inolvidables. CARON ha creado innumerables acordes originales y compuesto multitud de cuadros que dibujan, desde principios de siglo, el paisaje olfativo de mujeres y hombres
El perfumista Ernst Daltroff fundo Parfums Caron en Paris en 1904. Seis años mas tarde se leunió la diseñadora de modas Felicie Bergaud, y el año siguiente lanzaron su primera fragancia: Narcisse Noir. En 1919 crearon un perfume que quizá fuera el más innovador, llamado Tabac Blonde , que era la unica fragancia femenina con un fondo predominante de tabaco. Lo usaba Marlene dietrich.
Kit Moresby, la protagonista de la novela de Paul Bowles, El cielo protector, se lleva los perfumes de la casa Caron a Tanger y le gustaba deshacer el equipaje para poder tocar sus frascos. "Memorias de un nómada", fruto de los viajes y de la vida de Paul Bowles en Africa, es muy muy interesante, y ya también "Dos damas muy serias" de Jane Bowles, publicada en 1943 [libreria Urrike].
Tambien los usaba la ingeniosa Dorothy Parker .
CAMINA RODEADA DE BELLEZA, como la noche
de climas serenos y cielos estrellados;
y todo lo que es mejor de la penumbra y el resplandor
se juntan en su semblante y en sus ojos;
así suaviza en esa tierna luz
que el cielo al ostentoso día niega.
Lord Byron (de Hebrew Melodies 1815)
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4 comentarios:
Leí los dos libros, pero no los recuerdo en absoluto. Debía ser muy joven o tal vez estaba muy nervioso. Volveré a leerlos, impregnado de Bellodgia (¿cómo se pronuncia?)
En las cabinas telefónicas
hay misteriosas inscripciones dibujadas con lápiz de labios.
Son las últimas palabras de las dulces muchachas rubias
que con el escote ensangrentado se refugian allí para morir.
Última noche bajo el pálido neón, último día bajo el sol alucinante,
calles recién regadas con magnolias, faros amarillentos de
los coches patrulla en el amanecer.
Te esperaré a la una y media, cuando salgas del cine -y a
esta hora está muerta en el Depósito aquélla cuyo
cuerpo era un ramo de orquídeas.
Herida en los tiroteos nocturnos, acorralada en las esquinas
por los reflectores, abofeteada en los night-clubs,
mi verdadero y dulce amor llora en mis brazos.
Una última claridad, la más delgada y nítida,
parece deslizarse de los locales cerrados:
esta luz que detiene a los transeúntes
y les habla suavemente de su infancia.
Músicas de otro tiempo, canción al compás de cuyas viejas
notas conocimos una noche a Ava Gardner,
muchacha envuelta en un impermeable claro que besamos
una vez en el ascensor, a oscuras entre dos pisos, y
tenía los ojos muy azules, y hablaba siempre en voz
muy baja- se llamaba Nelly.
Cierra los ojos y escucha el canto de las sirenas en la noche
plateada de anuncios luminosos.
La noche tiene cálidas avenidas azules.
Sombras abrazan sombras en piscinas y bares.
En el oscuro cielo combatían los astros
cuando murió de amor,
y era como si oliera muy despacio un perfume.
Debieron de ser los nervios de la juventud. Que no te acuerdes de "Memorias de un nómada" puede ser que porque estuvieses nervioso pero seguramente lo que si te debio de poner nervioso fueron las "Dos damas muy serias" que, aunque interesante, era un horror: dos estrambóticas chifladas compitiendo en su propia autodestrucción.
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