Cuando la mañana del 11 de septiembre llegó a la Plaza Italia, Víctor se enteró de que el
centro de Santiago estaba acordonado por los militares, por lo que giró hacia el sur por Vicuña Mackenna y luego en dirección este por la Avenida Matta, dando un amplio rodeo para llegar al campus de la Universidad Técnica, situado al otro lado de la ciudad. Vio movimiento de tanques y tropas y oyó disparos y explosiones pero logró pasar. Cuando llegó al Departamento de Comunicaciones, se enteró de que a primera hora de la mañana la radio de la Universidad había sido tomada y desconectada por un contingente de hombres arreados de la cercana emisora naval de la quinta Normal. Debió de llegar a la misma hora en que estaban bombardeando el Palacio de La Moneda. Desde los edificios universitarios era posible ver los reactores Hawker Hunter y oír los proyectiles que estallaban al caer sobre La Moneda, donde Allende resistía, ver el humo que se elevaba de las ruinas del edificio que se consumía en el incendio. Después, Víctor, inquieto por nosotras, esperó su turno en una cola larga para llamarme por teléfono.
Aquella mañana había cerca de seiscientos alumnos y profesores en la Universidad Técnica. El Presidente Allende tendría que haber pronunciado allí un importante discurso para anunciar su decisión de celebrar un plebiscito nacional a fin de resolver por medios democráticos el conflicto que amenazaba al país. Joan Turner
Sin embargo fue este el discurso que ofreció, y lo hizo desde el Palacio de La Moneda :
Habla el presidente de la República ...
Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la Patria.
El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.
Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.
¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!
Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.
Salvador Allende
Recuerdo haber leído que sus torturadores, antes de acribillarlo a balazos, le pusieron cerillas encendidas entre las uñas mientras el seguía cantando, enardeciendo aún más los ánimos de estos, sus torturadores.
Todo llega. Muchos años después, ahora, no será el militar apodado El Príncipe, aquel que dijo este me lo reservo en referencia a Victor jara, sino el oficial residente en Florida Pedro Pablo Barrientos quien deba responder frente al pelotón de la justicia por cargos de tortura y ejecución extrajudicial acusado de ser el autor del tiro en la nuca que acabó finalmente con su vida.¡Qué gente!
"¡Canto qué mal me sales
cuando tengo que cantar espanto"
versos de su último poema.
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