Estos niños, aquellos hombres y un tiempo que se acaba
Ya no te espero.
Llegarás, pero más fuerte;
más violenta la corriente
dibujándose en el suelo
de mi pecho, de mis dedos.
Llegarás con mucha muerte.
Ya no te espero.
Ya eché abajo ayer mis puertas:
las ventanas bien despiertas
al viento y al aguacero,
a la selva, al sol, al fuego.
Llegarás a casa abierta.
Ya no te espero.
Ya es el tiempo que fascina:
ya es bendición que camina
a manos del desespero:
ya es bestia de los potreros
saltando a quien la domina.
Ya no te espero.
Ya estoy regresando solo
de los tiempos venideros:
ya he besado cada plomo
con que mato y con que muero:
ya se cuándo, quién y cómo.
Ya no te espero.
Ya he liberado a tu patria,
hija de una espera larga:
y hay un primero de enero
que funda a sus compañeros
con la sed de mi garganta.
Ya no te espero.
Porque de esperarte hay odio
en una noche de novios,
en los hábitos del cielo,
en madre de un hijo ciego:
ya soy ángel del demonio.
Ya no te espero.
Silvio Rodriguez
Por el esfuerzo de generaciones enteras, Para nosotros siempre es 26
domingo, 19 de diciembre de 2010
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