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¡Salud a la cofradía trotacalle y trotamundo!


miércoles, 25 de agosto de 2010

lo mismo que a ti te llaman Carlos

Agosto. Contraponientes de melocotón …y viajes al Reino Unido




Duchy Originals fue fundada en 1990 por el actual príncipe de Gales “… de flores y de perlas hecho, entraba Carlos a llamarme, y daba luz a mis ojos, brazos a mi pecho. Tal vez que de la mano me llevaba, me tiraba del alma, y a la mesa, al lado de su madre, me sentaba"




La gama de productos orgánicos de Charles de Inglaterra es muy variada ya que producen desde delicatessen y bebidas a muebles y herramientas para el jardín, pasando por jabones y cremas para el cuidado personal. Elaboran productos para piel y pelo con un pequeño toque de la más refrescante fragancia proporcionando higiene y equilibrio para el cuero cabelludo y la piel.




"Tengo hambre de tu boca, de tu voz, de tu pelo"
Corteza de mandarina y geranio rosa; cardo lechoso y lavanda; eucaliptus y aceite de acacia, para edificar, rejuvenecer y limpiar los cabellos, enriquecer, vigorizar y revitalizarlos. Lily Cole, la modelo de porcelana y de lacio pelo pelirrojo, dice que sus champús aportan al cabello un volumen maravillo.
¡Ay el del otrora “ángel de” de arriba! [antes y después "Camilla for ever"]



La materia prima se produce en una granja orgánica, Home Farm, situada en Highgrove. Esto implicaba cultivar sin utilizar productos químicos. De esta forma se obtienen los productos llamados orgánicos. El diario británico “The Independent” acusó recientemente al príncipe Carlos de Inglaterra, notorio defensor de la ecología y de la preservación del medioambiente, de inconsecuente porque cinco productos “Duchy Originals” contienen aceite de palma. Pero, por otro lado, “The Independent” coloca a Carlos de Inglaterra entre los 100 ingleses con mayor conciencia ecologica.



Precio: £4.99
Desde que se fundó Duchy Originals en el año 1990, todos los beneficios generados han sido destinados a subvencionar diversas iniciativas para conservar el medio ambiente, obras sociales y educacionales, acciones humanitarias...

Visto en: Duchy originals [si viajáis por Inglaterra podeis encontrarlos en Waitrose, en Booths, en Harrods no creo que los vendan, ...].En el club del gourmet de El corte inglés hay productos suyos-el champú no-.

A un río le llamaban Carlos
(Charles River, Cambridge, Massachusetts)

Yo me senté en la orilla;
quería preguntarte, preguntarme tu secreto;
convencerme de que los ríos resbalan hacia un anhelo y viven;
y que cada uno nace y muere distinto (lo mismo que a ti te llaman Carlos).
Quería preguntarte, mi alma quería preguntarte
por qué anhelas, hacia qué resbalas, para qué vives.
Dímelo, río,
y dime, di, por qué te llaman Carlos.
Ah, loco, yo, loco, quería saber qué eras, quién eras
(genero, especie)
y qué eran, qué significaban «fluir», «fluido», «fluente»;
qué instante era tu instante
cuál de tus mil reflejos, tu; reflejo absoluto
yo quería indagar el último recinto de tu vida
tu unicidad, esa alma de agua única,
por la que te conocen por Carlos.
Carlos es una tristeza, muy mansa y gris, que fluye
entre edificios nobles, a Minerva sagrados
y entre hangares que anuncios y consignas coronan.
Y el río fluye y fluye, indiferente.
A veces, suburbana, verde, una sonrisilla
de hierba se distiende, pegada a la ribera.
Yo me he sentado allí, sobre la hierba quemada del invierno para pensar por qué los ríos
siempre anhelan futuro, como tú lento y gris.
Y para preguntarte por qué te llaman Carlos.
Y tu fluías, fluías, sin cesar, indiferente
y no escuchabas a tu amante extático
que te miraba preguntándote
como miramos a nuestra primera enamorada para saber si le fluye un alma por los ojos,
y si en su sima del mundo será todo luz blanca
o si acaso su sonreír es sólo eso: una boca amarga que besa.
Así te preguntaba: como le preguntamos a Dios en la sombra de los quince años,
entre fiebres oscuras y los días—qué verano— tan lentos.
Yo quería que me revelaras el secreto de la vida
y de tu vida, y por qué te llamaban Carlos.
Yo no sé por qué me he puesto tan triste, contemplando
el fluir de este río
Un río es agua, lágrimas: mas no sé quién las llora.
El río Carlos es una tristeza gris, mas no sé quién la llora.
Pero sé que la tristeza es gris y fluye.
Porque sólo fluye en el mundo la tristeza.
Todo lo que fluye es lágrimas.
Todo lo que fluye es tristeza, y no sabemos de dónde viene la tristeza.
Como yo no sé quién te llora, río Carlos,
como yo no sé por qué eres una tristeza
ni por qué te llaman Carlos.
Era bien de mañana cuando yo me he sentado a contemplar el misterio fluyente de este río,
y he pasado muchas horas preguntándome, preguntándote.
Preguntando a este río, gris lo mismo que un dios;
preguntándome, como se le pregunta a un dios triste:
¿qué buscan los ríos?, ¿qué es un río?
Dime, dime qué eres, qué buscas,
río, y por qué te llaman Carlos.
Y ahora me fluye dentro una tristeza,
un río de tristeza gris,
con lentos puentes grises, como estructuras funerales grises.
Tengo frío en el alma y en los pies.
Y el sol se pone.
Ha debido pasar mucho tiempo.
Ha debido pasar el tiempo lento, lento, minutos, siglos, eras.
Ha debido pasar toda la pena del mundo, como un tiempo lentísimo.
Han debido pasar todas las lágrimas del mundo, como un río indiferente.
Ha debido pasar mucho tiempo, amigos míos, mucho tiempo
desde que yo me senté aquí en la orilla, a orillas
de esta tristeza, de este
río al que le llamaban Dámaso, digo, Carlos.

Dámaso Alonso
Dunster House, febrero de 1954.

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