sábado, 3 de julio de 2010
hablóme en algarabía como quien la sabe hablar
jzioqui dugu
guec ajutu ez dugu
"Frontera y lengua en el Alto Ebro, siglos VII-XI”
[Euskarak historian izandako mugak aztergai, ostiraleko "Forum"en - EiTB Telebista#comments#comments#comments]
El libro analiza el devenir del Alto Ebro en una época decisiva de su historia, concibiéndolo como un pasillo natural entre la cordillera Cantábrica y el extremo superior de la cordillera Ibérica. Este espacio natural genera un enclave que se configura como un cruce de culturas. Peterson analiza la documentación que ha sobrevivido de aquella época remota y estudia, en particular, la toponimia de la zona, donde encuentra, además de huellas semíticas, una ingente herencia vasca, que constata la presencia del euskera al sur del Ebro durante un largo período de la historia medieval.
David Peterson (Cardiff, Gran Bretaña, 1966) es licenciado en Historia por la Universidad de Oxford y doctor en Historia Medieval por la Universidad de Burgos, con la tesis ‘Frontera y Lengua en el Alto Ebro, siglos VIII-XI’. Actualmente es investigador en el Departamento de Historia Medieval de la UPV/EHU, universidad a la que llegó de la mano del muy querido y añorado amigo Henrike knörr.
Visto en: libreria Urrike de Durango, y en
casadellibro
Precio: 15€
nu neut ysgaras nat a Gododin (La poesía está ahora lejos de Gododdin)
Gododdin, gomynaf oth blegyt
yg gwyd cant en aryal en emwyt: ...
Er pan want maws mur trin,
er pan aeth daear ar Aneirin,
nu neut ysgaras nat a Gododin
/.../
Los hombres fueron a Catraeth al alba
Sus altos espíritus aliviaban su esperanza de vida
Bebieron hidromiel, dorada y dulce, embriagándose;
Durante un año los cantos fueron alegres.
Rojas sus espadas, dejaron descansar los filos
Sucios, escudos blancos y puntas de cuatro caras,
Antes de los hombres de Mynyddog Mwynfawr.
[del poema galés medieval Y Gododdin , en el Libro de Aneirin. Segunda mitad del siglo XIII]
Las ranas que demandaban un rey
Las ranas en un lago cantaban et jugaban,
cosa non las nucía, bien solteras andaban,
creyeron al diablo que de mal se pagaban,
pidieron Rey a Don Júpiter, mucho gelo rogaban.
Envióles Don Júpiter una viga de lagar,
la mayor quel pudo, cayó en ese lugar:
el grand golpe del fuste fizo las ranas callar,
mas vieron que no era Rey para las castigar.
Suben sobre la viga cuantas podían subir,
digeron: non es este Rey para lo nos servir:
pidieron Rey a Don Júpiter como lo solían pedir,
Don Júpiter con saña hóbolas de oír.
Envióles por su Rey cigueña mansillera,
cercaba todo el lago, ansí fas la ribera,
andando pico abierta como era venternera
de dos en dos las ranas comía bien ligera.
Querellando a Don Júpiter, dieron voces las ranas:
señor, señor, acórrenos, tú que matas et sanas,
el Rey que tú nos diste por nuestras voces vanas
danos muy malas tardes et peores mañanas.
Su vientre nos sotierra, su pico nos estraga,
de dos en dos nos come, nos abarca et nos traga:
señor, tú nos defiende, señor, tú ya nos paga,
danos la tu ayuda, tira de nos tu plaga.
Respondióles Don Júpiter: tened lo que pedistes
el Rey tan demandado por cuantas voces distes:
vengué vuestra locura, ca en poco tuvistes
ser libres et sin premia: reñid, pues lo quisistes.
Quien tiene lo quel' cumple, con ello sea pagado,
quien puede ser suyo, non sea enagenado,
el que non toviere premia non quiera ser premiado,
libertad e soltura non es por oro comprado.
Maese Ruiz, Arcipreste de Hita
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