y que su cuerpo se va encogiendo, pues todo esto sucedió hace mucho tiempo
Ayer conocí a una Wendy de pelo encanecido y tuve que agacharme, yo, agacharme yo, para darle dos beso, y le di cuatro porque me entró una emoción... Tiene 72 años y es historiadora. Nunca jamás me había encontrado con ninguna y ayer cené con ella. También estaba un hijo de Peter.
y de musgoso verdor el tejado
Wendy, cántanos el tipo de casa que te gustaría tener. Inmediatamente, sin abrir los ojos, Wendy se puso a cantar:
Me gustaría tener una bella casita,
la más pequeña que hayáis admirado,
con lindas paredes de rojo color
y de musgoso verdor el tejado.
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-Hola, Wendy, adiós- dijo Peter.
-Uh, no, ¿Te marchas?
-Sí.
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-¿Pero dónde vas a vivir?
-Con Campanita en la casa que construimos para Wendy. Las hadas la pondrán en lo alto de la copa de los árboles en los que duermen de noche.
-Qué bonito -exclamó Wendy con tanto anhelo que la señora Darling la sujetó firmemente.
-Yo creía que las hadas estaban todas muertas -dijo la señora Darling.
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Pero la señora Darling vio que le temblaba la boca y le hizo una buena oferta: dejaría que Wendy le fuese a hacer la limpieza general de primavera una semana al año. Wendy hubiese preferido una solución un poco más permanente; y le pareció que la primavera tardaría en llegar.
Que Wendy regrese en primavera... Dicen que esta parte de la historia de Peter Pan simbolizada la posibilidad de vuelta al enamoramiento
Recuperamos...
Unas palabras para Peter Pan
"No puedo ya ir contigo, Peter. He olvidado volar, y...
Wendy se levantó y encendió la luz: el lanzó un grito de dolor...
Pero conoceremos otras primaveras, cruzarán el cielo otros nombres -Jane, Margaret-. El desvío en la ruta, la visita
a la Isla-Que-No-Existe, está previsto en el itinerario. Cruzarán el cielo otros nombres hasta ser llamados, uno tras otro,
por la voz de la señora Darling (el barco pirata naufraga, Campanilla cae al suelo sin un grito, los Niños Extraviados
vuelven el rostro a sus esposas o toman sus carteras de piel bajo el brazo, Billy el Tatuado saluda cortésmente, el señor
Darling invita a todos ellos a tomar el té a las cinco). Las pieles de animales, el polvo mágico que necesitaba de la complicidad
de un pensamiento, es puesto tras de la pizarra, en una habitación para ellos destinada en el n° 14 de una calle de Londres,
en una habitación cuya luz ahora nadie enciende. Usted lleva razón, señor Darling, Peter Pan no existe, pero sí Wendy, Jane,
Margaret y los Niños Extraviados. No hay nada detrás del espejo, tranquilícese, señor Darling, todo estaba previsto, todos ellos
acudirán puntualmente a las cinco, nadie faltará a la mesa. Campanilla necesita a Wendy, las Sirenas a Jane, los Piratas a Margaret.
Peter Pan no existe. «Peter Pan, ¿no lo sabías? Mi nombre es Wendy Darling». El río dejó hace tiempo la verde llanura,
pero sigue su curso. Conocer el Sur, las Islas, nos ayudará, nos servirá de algo al fin y al cabo, durante el resto de la semana.
Wendy, Wendy Darling. Deje ya de retorcerse el bigote, señor Darling, Peter Pan no es más que un nombre, un nombre más
para pronunciar a solas, con voz queda, en la habitación a oscuras. Deje ya de retorcerse el bigote, todo quedará en unas lágrimas,
en un sollozo apagado por la noche: todo está en orden, tranquilícese, señor Darling.
Leopoldo María Panero
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