Navega el navegante, aunque sepa que jamás tocará las estrellas que lo guían

¡Salud a la cofradía trotacalle y trotamundo!


domingo, 5 de agosto de 2012

soy Zar-ahora soy mujer-es más seguro así

¿Acabará siendo verano?



Love Thy differences




La filosofía de MaliaMills: ¡ama tus diferencias!
Cambiando el modo en el que se ve cada mujer: sentirte fabulosa con tu belleza individual.

modelo "girl next door"





Visto en: MaliaMills
Precio: $195 (top de bikini)




Las lilas -tantos años inclinadas-

Las abejas -no despreciarán la música-
Que sus Antepasadas -han zumbado-

Hasta que el Verano pliega su milagro-
Como hace -la Mujer- con sus vestidos-
O el Sacerdote -sus Símbolos ordena-
Cuando termina el Sacramento.

versos de Emily Dickinson

viernes, 3 de agosto de 2012

jueves, 2 de agosto de 2012

anejo a anejo a cantad y bailad juntos y estad felices



hablo desde la autoridad que da el fracaso

lo que son los prejuicios que había leído "frasco"
Thank you for the light

Mrs. Hanson was a pretty, somewhat faded woman of forty, who sold corsets and girdles, travelling out of Chicago. For many years her territory had swung around through Toledo, Lima, Springfield, Columbus, Indianapolis, and Fort Wayne, and her transfer to the Iowa-Kansas-Missouri district was a promotion, for her firm was more strongly entrenched west of the Ohio.

Eastward, she had known her clientele chattily and had often been offered a drink or a cigarette in the buyer’s office after business was concluded. But she soon found that in her new district things were different. Not only was she never asked if she would like to smoke but several times her own inquiry as to whether anyone would mind was answered half apologetically with “It’s not that I mind, but it has a bad influence on the employees.”seguir leyendo Thank You for the Light by F. Scott Fitzgerald


Gracias por el fuego cuenta la historia de la señora Hanson, una venderdora de corsés y fajas en la cuarentena que se muda a una nueva ciudad donde no ven con buenos ojos su adicción al tabaco.

 "Ella era viuda y no tenía parientes cercanos a los que escribir por las noches, y ver más de una película a la semana le dañaba la vista, así que fumar se había convertido en un importante signo de puntuación en la larga frase que para ella suponía un día en la carretera"

Este relato que Scott Fitzgerald envió en 1936 a The New Yorker acaba de ser publicado por la revista. 

Llamea un sauce en el silencio

verso de Pere Gimferrer