Este fue mi primer libro. No este, una edición más sencilla, pero sí, era El Príncipe Feliz y otros cuentos de Oscar Wilde. Mi madre me leía: Dominaba la ciudad, en la cima de una alta columna. Y yo le respondía: la estatua del Príncipe Feliz. Desde entonces soy Wilderiana y ya leo sola, soy el ama del placer de la lectura.
Esta preciosa edición, que me va a traer San Nicolás el 6 de diciembre, está dedicada A todos los que saltasteis el muro de mi jardín para jugar en él, y seguís jugando. -- A.A.(el ilustrador Alberto Asensio, supongo)
En la vida no hay verdaderamente cosas grandes ni pequeñas: todas tienen el mismo valor y la misma altura.
Oscar Wilde