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miércoles, 21 de diciembre de 2011

valses de la memoria

Aquel poeta llamado Marcel Proust

por Richard Lindner

Ce goût, c´etait celui du petit morceau de madeleine que le dimanche matin  à Combray ...

Cumbre de la literatura francesa y universal "En busca del tiempo perdido” más que una novela, dicen que es una experiencia vital. 
"Longtemps, je me suis couché de bonne heure..."
Marcel Proust en Combray dudando entre las imagenes de su linterna magica y las novelas de George Sand
Marcel Proust y el premio Goncourt
Marcel Proust en el Club
La inauguración de Club des Découvreurs reunió Sigmund Freud, Marcel Duchamp, Albert Einstein y James Joyce. En la pared, los retratos de otros "inventeurs": Jean-Pierre Brisset, los hermanos Lumière, Tristan Tzara, Heisenberg y Louis Armstrong.

"Proust era un poeta de los salones aristocráticos. Su primera vocación fue la poesía. Muchos de los poemas que escribió de joven los regalaba y estaban dispersos en manos muy diversas. En 1982 Gallimard publicó en su colección Cahiers una compilación. Es de ahí de donde los hemos sacado" (fuente: Elcultural.es)
Marcel Proust y Kafka, el rencuentro
Marcel Proust en el Ritz
[composiciones de Gerard Bertrand]
He oído que hoy se ha presentado el libro "Analektak", del filósofo catalán Víctor Gómez Pin, que recoge una selección de fragmentos, "piezas poéticas aunque no en el sentido convencional de la poesía...textos en los que la metáfora reina", de la novela "En busca del tiempo perdido" de Marcel Proust que se presentan en castellano, catalán, gallego y euskera con traducciones de Alexandra Segura (catalán), José Mayorales (gallego) Joxan Elosegi (euskera) y Gómez Pin realiza la traducción al castellano.
En 1920, el poeta Pedro Salinas inició, junto con el también poeta José María Quiroga Plá, yerno de Miguel de Unamuno, la traducción de la obra al castellano.
  
Sueño de Lot
Victor Gómez Pin, (biografía de su propio blog,) estudió Filosofía en la Sorbona dónde obtuvo el grado de Doctor de Estado con una tesis sobre el orden aristotélico. Actualmente es Catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona dónde ha impartido las asignaturas de Teoría del Conocimiento, Introducción al Pensamiento matemático, Ontología y Filosofía de las ciencias Formales. Ha sido profesor en la VIU (Venice International University), de Venecia, en cuya ciudad recibió en 2009 el Premio Internacional del Istituto Veneto di Scienze, Lettere ed Arti.
Su transcurso indisociablemente profesional y social está marcado por su incorporación al proyecto de "Zorroaga", en San Sebastian, iniciado en 1979 por el filósofo Ramón Valls Plana, e inmediatamente asumido por Javier Echeverría. Se aspiraba allí a que la Universidad del Pais Vasco se dotara de una sección de Filosofía que respondiera a la exigencia kantiana de ser "un departamento entre otros y sin embargo toda la universidad". La dificultad y previsible fracaso del empeño no impidió que en su día aceptaran incorporarse al proyecto, o jugaran un importante papel puntual, personas de muy diferentes intereses teóricos (incluidas personalidades ajenas a la filosofía en el sentido estricto, como Eduardo Chillida o el Medalla Fields de Matemáticas René Thom). Grande era también la disparidad en posicionamientos políticos, en un momento en el que el problema vasco era absolutamente candente. Pero se pretendía en aquella facultad de Zorroaga (otra cosa es que se consiguiera) que la diversidad en filiación política nunca primara sobre la exigencia de ser cabalmente humanos, es decir, avanzar siempre con la razón por delante.
Victor Gómez Pin trabaja actualmente en una tentativa de establecer el estado de la cuestión sobre las implicaciones que para el concepto heredado de naturaleza tienen ciertas disciplinas científicas contemporáneas. Pero convencido de que el reconocimiento de la pluralidad de intereses de la razón no implica renunciar a explorar los diferentes ámbitos de la misma, se ha introducido en el universo de Marcel Proust y en la apuesta de este escritor por hacer de la palabra matriz exclusiva de redención.


Marcel Proust, 44 rue Hamelin
Marcel Proust consagró los últimos meses de su vida a la puesta a punto de sus últimos volúmenes de la Recherche. Antes de morir, agotado, en 1922.

qué regalar?


El volumen presentado hoy ha sido publicado por la editorial donostiarra Hariadna con una tirada de 1.000 ejemplares, de los que la mitad los distribuirá el propio Gobierno Vasco y la otra mitad saldrá a la venta en las librerías.
Me ha parecido una manera muy bonita de practicar la traducción en 5 idiomas.

[Como el libro no está aún en librería no van a tener tiempo de pedirselo al hombre del saco pero cuando lo vea por ahí ya les pondré una nota. Puede que llegue para los Magos, San Sebastián, San Blas, San Valentín...]

poema en prosa escrito por Proust a la edad de diecisiete años, fechado a las once de la noche del mes de octubre

La lámpara ilumina débilmente los ángulos sombríos de mi cuarto y pone un gran disco de viva luz donde entran mi mano, de repente ambarina, mi libro, mi escritorio. En las paredes azulean delgados hilillos de luna que han entrado por la imperceptible separación de las rojas colgaduras. Todo el mundo se ha acostado en el gran piso silencioso… – Entreabro la ventana para ver de nuevo por última vez la dulce cara leonada, muy redonda, de la luna amiga. Oigo algo así como el aliento fresquísimo, frío, de todas las cosas que duermen -el árbol de donde rezuma la luz azul-, de la bella luz azul que a lo lejos, en un entresijo de calles, transfigura, como un paisaje polar eléctricamente iluminado, los adoquines azules y pálidos. Por encima se extienden los infinitos campos azules donde florecen frágiles estrellas…- He cerrado la ventana. Me he acostado. Mi lámpara, en una mesilla al lado de mi cama, en medio de vasos, de frascos, de bebidas frescas, de librillos preciosamente encuadernados, de cartas de amistad o de amor, ilumina vagamente en el fondo mi biblioteca. ¡La hora divina! A las cosas usuales, como a la naturaleza, las he hecho sagradas por no poder vencerlas. Las he revestido con mi alma y con imágenes íntimas o espléndidas. Vivo en un santuario, en medio de un espectáculo. Soy el centro de las cosas y cada una me procura sensaciones y sentimientos magníficos o melancólicos, que disfruto. Ante los ojos tengo visiones espléndidas. Se está bien en esta cama… Me duermo.”
Traducción de Mauro Armiño. "Once poemas de Marcel Proust", revista literaria Turia. el cultural

    1 comentario:

    Anónimo dijo...

    tengo los libros del Tiempo Perdido Son muy largos , y, la verdad los he empezado muchas veces, pero no los he terminado nunca , un día de estos del año a ver si acabo ,porque son inteesantes