150 años de Sanfran en fotografías_ ¿Por qué esta muestra de fotos en el Museo de Arte e Historia que estará abierta hasta el 26 de marzo? Porque el colegio que las Madres Clarisas fundaron en Durango allá en 1867, en régimen de internado para la educación de selectas señoritas, cumple 150 años en 2017. En la misma calle, las monjas Agustinas de Santa Susana comenzaron su docencia también aquel año. Después del Bombardeo de 1937 las Clarisas decidieron ampliar su oferta educativa abriendo un externado.
Con esta muestra en el Museo se da comienzo a las actividades programadas para la celebración de este aniversario por la Cooperativa de profesores que gestiona desde hace 18 años el Colegio, ahora llamado San Antonio-Santa Rita, y que pasó a ser mixto hace más de 20 años. Aunque cuando yo cursé los primeros años, incluso en primero de EGB, hubo algunos chicos en clase, sentados todos en los pupitres de la primera fila.
Con la visita a la primera fase de la exposición, sita en el Museo, podrán llevarse otro recuerdo: el catálogo y una cuartilla editados por el organismo con motivo del aniversario. Otra exposición con fotos a partir de los años 70 se inaugurará en el Colegio San Antonio-Santa Rita el sábado, día 18 de marzo, en el salón junto a la secretaría, y estará abierta al público en general en horario escolar.
MIS OJOS, QUE CODICIAN COSAS BELLAS_ como un cuadro de Fra Angélico, el que pintaba la gloria de rodillas, la sala Areto Berria del Museo reúne estos días una serie de fotografías de entre las más antiguas del archivo del Colegio San Francisco de Durango, casi todas de alumnas del internado. En ellas, las alumnas que cursan magisterio posan en el laboratorio, otras posan sentadas a la máquina de escribir con las que se preparan para ser secretarias en un futuro. Cosen o dibujan. Estudian música, interpretan danzas vascas y en los ratos destinados al ocio practican deportes importados como el tenis y el ¡croquet!.
Visitando la exposición oigo a un espectador que muchas de las dantzaris que aparecen junto a las alumnas que lucen trajes de hilandera son bailarinas de los ballets Olaeta. ¿Tal vez la visita al colegio sea del año 1969, cuando el ballet actuó en Durango con motivo de la feria del libro? Especulo porque es poca la información que acompaña a las fotografías de esta primera época.
Flores a vuestro estilo dará el monte, candor a vuestros versos las espumas de Helicona darán, y de su fuente_ Recuerdo mi primer día de cole, cumplía 5 años. Y aunque ya me habían llevado de visita varias veces y conocía a algunas de las monjas: sor María de los Ángeles, sor María Dolores… ¡qué desconsuelo cuando se fue mi madre!
Me acuerdo volvíendo a casa sollozando de la mano de Maite Goikoetxea, que en paz descanse. Ella, 8 meses más joven que yo, intentaba consolarme. Ya entonces me sacaba una cabeza , así que me daba mucha confianza ir de su mano. De parvulitos recuerdo a sor María Olatz enseñándonos a leer. Iba dibujando con las tizas de colores el sombrero de un chinito en la pizarra mientras nosotras deciamos “chi-chi-chi-” y cuando completaba el dibujo deciamos “-noooo”. Después que alguna tarde nos decía: ahora un poco de siesta, y nos hacía el gesto de apoyar la cabeza sobre el pupitre. Fue quien me enseñó a leer así que para mí siempre ha sido “lo más”.Y a la bondadosa sor Corazón de María. Creo recordar que fue entonces cuando se quitaron las clases de los sábados por la mañana aunque podíamos ir a jugar si queríamos, una pionera ludoteca. Primero de EGB con sor María Elida, aquel hablar uruguayo que te embelesaba. Qué placidez de tardes si no hubiesen aparecido aquellos paneles plegables en los que una sucesión de viñetas nos mostraban a pobres ovejas descarriadas que se consumían eternamente en las llamas del infierno por pecados cometidos que yo no entendía.
Con Sor María Elida, el 28 de mayo de 1970, después de la procesión del Corpus |
El terror interior de cantar la lección de solfeo en el cuarto del piano, después de las clases: do sol do sol do; re sol re sol re; mi si…. La alegre sor María Dolores, hija del Palacio Etxezarreta, sede del Museo. Sor Maria Fátima, con su temible cicatriz de pirata, en tercero. De aquel curso de tercero recuerdo que empezamos a hacer fichas y que una mañana nos dieron fiesta porque venían a Durango “los príncipes”, ¡que gran desilusión fue ver pasar a “los príncipes” que resultaron ser Juan Carlos y Sofía en coche!. Yo ya muy ilustrada para entonces en cuentos infantiles me había imaginado que pasaría, si no Riquete el del Copete en su fastuoso carruaje, al menos un batallón de príncipes prusianos sobre sus caballos al trote. O Grace Kelly en Rolls-Royce.
My tailor is rich. La madre Celina había empezado ya a enseñarnos inglés cantando “One little, two litlle three little indians… boys” y “My Bonnie lies over the ocean… Bring back my Bonnie to me”, que yo entendía my “pony” y que de mayor supe que se refería a Bonnie Prince Charlie, pretendiente católico al trono de Gran Bretaña. Recuerdo que en tercero usábamos los semáforos de cartón que pusieron para evitar que fuésemos al cuarto de baño de dos en dos, o en tropel. La señorita Elisa, sor Araceli, sor María Priscila. En séptimo y octavo teníamos que entrar “por el ¿externado?”. No se si fue entonces cuando de madres se volvieron hermanas. Incluso algunas cambiaron de hábito. Y creo que era la madre Olazaran la que por entonces se puso a vender golosinas durante el recreo. Gracias por siempre a los esquemas de la señorita Conchita, técnica que tanto facilitó luego mis estudios. El libro de Senda con el que me enamoré de la poesía: ¿Platero?, y viene a mí con un trotecillo alegre, que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal. ¡Ay!, “cascabeleo ideal”. Y el sin par Don Basilio Arana: ¿Oís?, es el cañón. Qué recuerdo tan bueno sus clases de lengua y literatura: la evolución de los grupos latinos; los cambios fonéticos que dieron lugar a palabras como sinfonía y zampoña que de origen griego ambas evolucionaron del latín symphonia una en versión culta y la otra en vulgar. Los requisitos generacionales (establecidos por Azorín) aplicados al grupo de escritores afectados por la pérdida de Cuba y Filipinas: La Generación del 98. 7º requisito: anquilosamiento de la generación anterior; La generación del 27 es el nombre con el que se identifica al grupo de escritores ligados al homenaje a luis de Góngora al cumplirse en 1927 el tricentenario de su muerte; análisis morfológico, sintáctico o lexicográfico, no lo recuerdo bien solo que estaba lleno de colores, del siguiente texto de la novela de Pérez Galdós “Miau”: A las cuatro de la tarde, la chiquillería de la escuela pública de la plazuela del Limón salió atropelladamente de clase, con algazara de mil demonios. Ningún himno a la libertad, entre los muchos que se han compuesto en las diferentes naciones… De todo esto me acuerdo y más: Miré los muros de la patria mía… de la carrera de la edad cansados. Y de que nos decía: “ustedes ¡no hagan el mochuelo que les mando a su casa!”. Sor Ana María, acompañándonos a Bellido.
Con Maite Goikoetxea |
_Cisnes de Guadiana, a sus riberas llegué y a vuestra dulce compañía_ También hubo sus sombras. Y ya entonces, a pesar de ser tan joven, me anegaba a veces en tribulaciones y me sorprendía preguntándome a mi misma si alguna docente que hubo no era consciente de que éramos casi cien ojos mirando su proceder. Ahora somos niñas, me decía pero algún día…
Ahora, y sin sombra alguna, lo mejor las amigas que allí hice, compañeras del alma, compañeras.
Y a otra le parecerá otra cosa en MUGALARI.info
Cisnes de Guadïana, a sus riberas
llegué, y a vuestra dulce compañía,
cuya süave métrica armonía
desata montes y reduce fieras,
///
flores a vuestro estilo dará el monte,
candor a vuestros versos las espumas
de Helicona darán, y de su fuente.
Luis de Góngora
1 comentario:
Ahora re recordado que la madre Celina a las hojas les llamaba "folia" y las calificaciones eran computable o no complutable.
Publicar un comentario