Navega el navegante, aunque sepa que jamás tocará las estrellas que lo guían

¡Salud a la cofradía trotacalle y trotamundo!


viernes, 28 de noviembre de 2014

anejo 2 a si hasta siempre y desde siempre fueras una mujer


Pues casi que no fueras Madama Butterfly. O, de serlo, solo en las manos de Benjamín Lacombe

Benjamín Lacombe by Anisia Serendipia

O en las de Puccini




Que maneras más curiosas
de recordar tiene uno,
que maneras más curiosas:
hoy recuerdo mariposas
que ayer sólo fueron humo,
mariposas, mariposas
que emergieron de lo oscuro
bailarinas, silenciosas.

Siglos atrás inundaron un segundo
debajo del cielo, encima del mundo.

Silvio

3 comentarios:

Strengh dijo...

¡Qué buena puesta en escena!, las mariposas parece que van a salir volando de un momento a otro desde el dibujo.

CBM dijo...

Mariposas en manos de Benjamin Lacombe -aunque en este ambiente fotográfico más parece Benjamin en manos de las mariposas-; y mariposas en manos de Breton y a propósito de la entrada "dientes blancos, cofias de rocío":

HOTEL DE LAS CENTELLAS

La mariposa filosófica
Se posa en la estrella rosa
y forma así una ventana del infierno
El hombre enmascarado está siempre de pie ante la
mujer desnuda
Cuyos cabellos resbalan lo mismo que de mañana la luz
de un farol que han olvidado apagar
Los sabios muebles preparan la pieza que hace juegos
de manos
Con sus rosetones
Sus rayos de sol circulares
Sus moliendas de vidrio
En cuyo interior azulea un cielo con precisión
En memoria del pecho inimitable
Ahora la nube de un jardín pasa por encima de la cabeza
del hombre que acaba de sentarse
Parte por la mitad a la mujer de busto mágico y ojos
de Parma
Es la hora en que el oso boreal con gesto de gran
inteligencia
Se estira y da cuenta de un día
Al otro lado la lluvia se encabrita sobre los bulevares de
una gran ciudad
La lluvia entre la niebla con regueros de sol sobre las
flores rojas
La lluvia y el diábolo de los viejos tiempos
Las piernas bajo la nube frutal rodean el invernadero
Sólo se percibe el pulso de una mano muy blanca
representado por dos minúsculas alas
El balancín de la ausencia oscila entre las cuatro paredes
Hendiendo las cabezas
De donde se escapan bandadas de reyes que en seguida
se hacen la guerra
Hasta que el eclipse oriental
Turquesa en el fondo de las tazas
Descubre el lecho equilateral de sábanas color de esas
flores llamadas bola de nieve
Los veladores deliciosos las cortinas rasgadas
Al alcance de un librito con estas palabras estampadas
No hay mañana
Cuyo autor lleva un nombre extraño
En la oscura señalización terrestre

ANDRÉ BRETON
Francia-1896
De “El revólver de cabellos blancos”

Anisia Serendipia dijo...

¡Qué Chulísima! Que bien vienen los versos. ¡Muchas gracias!