Navega el navegante, aunque sepa que jamás tocará las estrellas que lo guían

¡Salud a la cofradía trotacalle y trotamundo!


domingo, 30 de noviembre de 2014

¿quién recordará cuando esto haya pasado?


hoy último día de Movember




La campaña va calando... "¡se ve!" Ayer vi un montón de bigotes en, qué lugares, los bares ¡Y qué variados son esos bigotes!

[aquí va mi bigotes preferido]



recuperamos

Los uniformes estaban enterrados, ocultos bajo la tierra, y sin embargo de repente, sí querida, de repente reconocí a los franceses, ¡por su bigote!



En fin, hacemos teatro. Como sólo somos dos mujeres, mi marido desempeña los papeles de doncella, y para ello se afeitó.
No te imaginas, querida Lucía, qué cambiado está, ya no lo reconozco... ni de día ni de noche. Si no dejase crecer enseguida su bigote creo que le sería infiel, de tanto que me disgusta así.

En serio, un hombre sin bigote deja de ser un hombre. No me gusta mucho la barba que casi siempre da un aspecto desaliñado, pero el bigote, ¡ay, el bigote!, se hace imprescindible en una fisonomía viril. No, nunca podrías imaginar cuán útil resulta para la vista y... las relaciones entre esposos... este pequeño cepillo de vello en el labio. Se me han ocurrido un montón de reflexiones sobre este tema que apenas me atrevo a contarte por escrito. Te las diré de buena gana... en voz baja. Pero las palabras que expresan ciertas cosas son tan difíciles de encontrar, y algunas palabras insustituibles, resultan tan feas sobre el papel, que no puedo escribirlas. Y además, el tema es tan complejo, tan delicado, tan escabroso, que necesitaría una ciencia infinita para abordarlo sin peligro.

¡En fin! Da igual si no me entiendes. Y además, querida, procura leer entre líneas.

(leer El bigote de Guy de Maupassant)

2 comentarios:

Strengh dijo...

¿Cómo se hace una foto tan curiosa que parece papel de celuloide?. Muy original.

Anisia Serendipia dijo...

Fue la tormenta perfecta!