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domingo, 20 de enero de 2013

qué me importa, pues, el idioma en que no han de comprenderme los otros

"No sé si alguna vez se habrán preguntado qué es lo que hay en el interior de un poeta"

Así nos animan a la lectura de este libro publicada por la editorial Minúscula

qué me importa, pues, el idioma en que no han de comprenderme los otros, escribió Tsvietáieva (creo que fue ella, porque he perdido la página y "El canto y la ceniza" recoge también versos de Anna Ajmátova)

Pero aquí aparece Selma Ancira, una de las traductoras más importantes de literatura rusa a la lengua castellana. Dice de Cartas del verano de 1926 que es un libro mágico, inagotable. Y a la pregunta de ¿Qué ocurrió en 1926 para que Borís en Moscú, Rilke en Suiza y Tsvietáieva en Francia, entraran en comunicación? responde:

Lo que dio inicio a la correspondencia entre Rilke, Tsvietáieva y Pasternak, fue la carta de felicitación que, tras un silencio de veinte años, envió Leonid Pasternak, padre del poeta, a su antiguo conocido Rainer Maria Rilke, con motivo de su quincuagésimo aniversario.
Éste le respondió comentándole, entre otras cosas, que había leído algunos poemas del joven Borís traducidos al francés. Por una casualidad afortunada, la mañana del día en que Pasternak supo que Rilke conocía algo de su obra, noticia que le causó un regocijo indescriptible, el joven poeta ruso había leído El poema del fin de Marina Tsvietáieva. Estas y otras “casualidades” hicieron que se trabara la relación epistolar entre los tres poetas. (fuente: Rusia Hoy)




Una inmersión en la historia de amistad que nació entre los poetas Marina Tsvietáieva, Rainer Maria Rilke y Borís Pasternak. Cuya correspondencia  dicen desprende la sintonía espiritual entre tres almas que nacieron poetas


Visto en: Fnac
Precio: 25€


versos de ¡Por el año nuevo!

En el pupitre cuántas veces:¿y esas montañas, cómo serán? ¿Y los ríos?
Esos pasajes sin turismo, ¡qué hermosas deben ser!
¿No me equivoqué, Rainer? ¿Es montañoso el paraíso?
¿Y con tormentas? No del que hablan las viudas
-porque paraíso no hay sólo uno, ¿verdad?-sobre él,
¿hay otros?, ¿en terrazas? Lo veo como los Tatras
-el paraíso habría de ser un anfiteatro
(y sobre alguien han bajado el telón...).
Rainer, no me equivoco, ¿es Dios
un boabad que crece? No un luis de oro.
Porque Dios no es único -sobre él hay otro,
¿verdad?

Marina Tsvetáieva

3 comentarios:

Anónimo dijo...

los poetas son muy enrevesados. Vete a saber, lo que piensan.Hay una última frase,sobre Dios,no voy a recitar el catecismo del padre Ripalda creo que se llamaba, que choca un poco,Dios es único según nos han explicado y sobre Dios no hay nadie más.En fin, mi mente no da para más, está muy bien la poesía y vivan los poetas

Sib Lumell dijo...

Leí el libro nada más aparecer y, realmente, es una correspondencia complicada en ocasiones. Muy interesantes e intensas las cartas pero parece que sólo ellos se entendían, como si vivieran en un mundo ajeno y escribiesen en un lenguaje particular. Personalidades especiales y muy singulares, difíciles de encontrar hoy por haberse normalizado todo tanto. Cuando aparecen personajes diferentes se ve enseguida que adquieren personalidades impostadas y forzadas, no como estos poetas de los que se editaron el año pasado sus interesantes cartas.

Biel dijo...

Estupendo libre a todas luces de lo más recomendable; qué personalidades interesantes y complicadas: tenían familia pero, ante todo, vivían su personalidad a fondo, intensamente. La traducción y la información que nos transmite es magnífica.