¡No nos mires, únete!, rezaba el lema de la columna de Amnistia Internacional en la manifestación Por los derechos LGTBI en todo el mundo, lema elegido a su vez para la manifestación del WorldPride que este año 2017 se celebra en Madrid el 1 de julio.
A principios de junio fui a Madrid a visitar a mis amigas de la Universidad y, de paso, para ver la exposición El camino a Guernica: Piedad y terror en Picasso. Con Marta vi primero una muestra maravillosa: “La Modernidad Anhelada”, organizada con motivo del 150 aniversario del excelente pintor Ramón Casas, precursor de la modernidad artística. Estaba llena de ella, de modernidad y de luz de mediodía. Digna de provocar la versión más romántica del Mal de Stendhal.
Estaba organizada en cinco secciones, una de ellas era La poética de la multitud, otra Identidades ambivalentes. En la primera, Ramón Casas incorporaba un actor histórico nuevo: “la multitud anónima”. En identidades ambivalentes, como protagonista estaba la mujer. El pintor convirtió la imagen de la mujer en uno de los motivos artísticos más habituales en su trayectoria profesional, pero además de retratar a la mujer de perfil más “decorativo” de 1900, retrata un modelo de mujer emancipada, más acorde con la vida moderna, a la que se ve leyendo, pilotando o practicando deportes.
Al salir, paradas en un semáforo en rojo, vi que era uno de esos semáforo “gay friendly”, una pareja de mujeres con falda mandaba detener el paso y me acordé de Pedro Zerolo. Zerolo, un emblema irreemplazable en la lucha de los derechos para la comunidad LGTB, se murió un martes del mes de junio de 2015, el mes del orgullo. Que tristeza tan lastimosa, siempre me embargaba tanta alegría al verle. Su apostura, su precioso pelo de sierpes .Tenía 54 años cuando murió, como mi madre. Justo ahora yo tengo su edad. Nadie nunca os reemplaza.
_La Poética de la Multitud_ En duermevela oía el otro día que cantaban, en la película Pride, la canción “Pan y rosas” escrita por el poeta James Oppenheim:
Mientras vamos marchando, marchando, a través del hermoso día/ un millón de cocinas oscuras y miles de grises hilanderías / son tocados por un radiante sol que asoma repentinamente / ya que el pueblo nos oye cantar: -¡Pan y rosas! -¡Pan y rosas!
Mientras vamos marchando, marchando, luchamos también por los hombres / ya que ellos son hijos de mujeres, y los protegemos otra vez maternalmente ///-¡dennos pan, pero también dennos rosas! Mientras vamos marchando, marchando, gran cantidad de mujeres muertas /// sus espíritus fatigados no conocieron el pequeño arte y el amor y la belleza / -¡Sí, es por el pan que peleamos, pero también peleamos por rosas!
Los movimientos sociales han transformado la mentalidad y actitudes de muchas personas, incluso de muchas que no formaban parte de esos movimientos.
_Busca amor con anillos y papeles firmados_ El sábado anterior a mi viaje a madrid quedé con una amiga que estaba participando en la clausura de unas jornadas en Durango. Me contó que al día siguiente tenia la boda de unos amigos que después de 30 años juntos se casaban porque el tuvo que ser hospitalizado y a ella no le concedieron ningún día de permiso en el trabajo por no poder acreditar su relación con ningún certificado. Me mandó la foto de una pancarta que habían desplegado en la boda: “NO DEJES QUE EL ESTADO REGULE TUS… SENTIMIENTOS”.
Claro que una cosa es que no querer que el estado regule los sentimientos y bien diferente es no tener derecho a regularlos.
Siempre interesantísimas las hipótesis de Michel Foucault, cuando habla de ¿cuándo el sexo entre hombres se volvió un problema?, dice creer estar en lo correcto al pensar que la desaparición de la “Amistad” como una relación social y la declaración de la homosexualidad como un problema social-político-médico forman parte del mismo proceso. Y cuenta su hipótesis sobre esta Amistad. Según esta, durante los siglos que siguieron a la Antigüedad y hasta el siglo XVI, después del cual ya empezaron a aparecer textos que critican explícitamente esta Amistad como algo peligroso, la Amistad constituyó una relación social muy importante dentro de la cual la gente disponía de cierta libertad, de cierto tipo de elección, así como de relaciones afectivas muy intensas, con implicaciones económicas y sociales para con los amigos. Cree que a partir de los siglos XVI y XVII empieza a desaparecer esta Amistad, al menos en la sociedad masculina, y comienza a convertirse en algo distinto. Explica cómo el ejército, la burocracia, la administración, las universidades, las escuelas, etc. —en el sentido moderno* de estos términos (*no se si se refiere a “actual” o a “moderno” porque no tengo el original)— no pueden funcionar con Amistades tan intensas. Piensa que se puede advertir un esfuerzo ingente para minimizar las relaciones afectivas por parte de estas instituciones, sobre todo en las escuelas. Intuye que cuando inauguraron la escuela elemental, que acogía a centenares de chicos jóvenes, uno de los problemas que se planteaban era el de saber cómo podía impedírseles, no ya que tuvieran relaciones sexuales, sino también que trabaran Amistades. Señala que el hecho de que el sexo entre hombres sea visto como como un problema se da a partir del siglo XVIII, y cree que fue porque la Amistad había desaparecido. Mientras la Amistad fue algo importante, socialmente aceptada, nadie se percató de que los hombres tenían relaciones sexuales entre sí. Dado que no tenía ninguna implicación social, era culturalmente aceptado, resultaba irrelevante, pero una vez que la amistad desapareció como una relación culturalmente aceptada, se planteó la cuestión: “¿Pero que hacen hombres juntos?” Y es en ese momento cuando aparece el problema.
En cuanto al movimiento lésbico, el mismo alude a Lilian Faderman, autora de Surpassing the Love of Men: Romantic Friendship and Love Between Women from the Renaissance to the Present. Para Faderman, el hecho de que las mujeres nunca percibieran sus relaciones afectivas con otras mujeres como sexuales y la tolerancia con que la sociedad las consentía era debido a la convicción de que las mujeres eran asexuadas. Las muestras de ternura eran consideradas por ambos sexos como muestra palpable de la mayor espiritualidad y sensibilidad de las mujeres, dignas de ser admiradas y emuladas. Considera además que las citas de declaraciones apasionadas de unas mujeres (escritoras) a otras probaría que se trata de relaciones propiamente amorosas. El problema se presentó cuando las mujeres empezaron a reivindicar igualdad social y política a finales del siglo XIX. Y la tolerancia se desvaneció, tal vez porque los hombres empezaron a darse cuenta se cuan revolucionarios y peligrosos podían ser los vínculos entre mujeres. En La conjura del olvido: escritura y feminismo, sus autoras apuntan a como significativamente, el aumento de sospechas y hostilidades coincidió con el surgimiento del lesbianismo como tema central en la medicina y la ciencia, y el trabajo de influyentes sexologos hizo que se propagase la idea de la homosexualidad en términos de degeneración y anormalidad hereditaria. El efecto de sus trabajos fue cambiar la percepción , y por tanto la realidad, de las relaciones entre mujeres.
Para Foucault, los principales reclamos de los homosexuales contemporáneos a él se orientaban a ser admitidos en instituciones conservadoras como la iglesia, el ejército o el matrimonio y se preocupó por esa alternativa de que los homosexuales “se unieran al club“: “Si se pide a la gente que reproduzca el vínculo del matrimonio para que su relación personal sea reconocida, el progreso realizado es nimio. Vivimos en un mundo relacional que las instituciones han empobrecido notablemente…Tenemos que conseguir que se reconozcan relaciones de coexistencia provisional, de adopción…En vez de decir…’tratemos de reinsertar la homosexualidad en la normalidad’…digamos lo contrario: ¡No! Dejemos que escape en la medida de lo posible al tipo de relaciones que nos propone nuestra sociedad e intentemos crear, en el espacio vacío en que estamos, nuevas posibilidades relacionales”. En esta línea iba la pancarta arriba citada.
Percibía que lo que escandalizaba no era toda la parafernalia esa de las plumas, tacones y pelucas que vemos desfilar estos días entre una multitud anónima, ni siquiera lo sexual. Que lo que realmente escandalizaba era que los gays fuesen capaces de crear tipos de relaciones no previstas hasta entonces. El infierno es la mirada del otro, que dijera Sartre.
Hace un mes veía en una foto de las primeras damas de la cumbre de la OTAN al esposo del primer ministro de Luxemburgo, Gauthier Destenay. Cerca de el Melania Trump y Brigitte Trogneux. Me pareció que la foto tomada en Bruselas aireaba dos, digamos, “tabúes”: el matrimonio entre personas del mismo sexo y el matrimonio entre un hombre joven y exitoso con una mujer 24 años mayor que el. Y el pleno del parlamento de Alemania aprobó el viernes la legalización del matrimonio homosexual.
_Identidades Ambivalentes_ Angela Merkel, se mostró a favor del derecho de adopción para las parejas homosexuales, pero “justificó” su NO al proyecto para legalizar el matrimonio homosexual porque, según la Constitución, el matrimonio es la unión de un hombre y una mujer. ¿Es que la Constitución no entiende que hay que estar abierto a lo que acontece? Es más, ¿No entiende que todos quieran las rosas?
De todas formas entiendo yo, como persona soltera, que todo este alboroto no va de algo tan convencional como casarse. Va de que al otro lado del Arco Iris hay 8 países donde la homosexualidad está castigada con la pena de muerte, y que 72 estados siguen criminalizando las relaciones entre personas del mismo sexo.Va por la DIGNIDAD y por la FELICIDAD de cada una de las personas que habitan este planeta. Y Siempre tenemos de algún modo la posibilidad de cambiar las cosas:
A medida que vamos marchando, marchando, traemos con nosotras días mejores. / El levantamiento de las mujeres significa el levantamiento de la humanidad. / //-¡Queremos compartir las glorias de la vida: pan y rosas, pan y rosas!
¡Sí, es por el pan que peleamos, pero también peleamos por rosas!
Y a otro le parecerá otra cosa en MUGALARI
¡Salud y Fraternidad!
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