El verano durante el que yo tuve 5 años fuí a una Escuela de Sirenas en la que aprendí a nadar siguiendo unas clases fuera del agua como las que imparten aquí. Las clases en el agua las impartían en la piscina para "hombres". Y así, para los 5 años ya me movía como pez en el agua, aunque fue una pena que nunca aprendiese a tirarme de cabeza.
Las sirenas son libres
son instrumentos de poesía
Lo único malo es que no existen
Lo realmente funesto es que sean imposibles.
José Emilio Pacheco
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