Sobre los sucesos maravillosos acaecidos en Chipre ¿durante la Noche de los Museos?
Pigmalion y galatea, de Gérôme en el Met de Nueva York |
«Pigmalión se dirigió a la estatua y, al tocarla, le pareció que estaba caliente, que el marfil se ablandaba y que, deponiendo su dureza, cedía a los dedos suavemente, como la cera del monte Himeto se ablanda a los rayos del sol y se deja manejar con los dedos, tomando varias figuras y haciéndose más dócil y blanda con el manejo. Al verlo, Pigmalión se llena de un gran gozo mezclado de temor, creyendo que se engañaba. Volvió a tocar la estatua otra vez, y se cercioró de que era un cuerpo flexible y que las venas daban sus pulsaciones al explorarlas con los dedos».
Ovidio
La leyenda de Pigmalión, escultor chipriota según Ovidio, cuenta como enamorado de una estatua
femenina consigue, gracias a Venus, que aquella cobre vida y se enamore de el. Para otros autores Pigmalion era el rey de Chipre.
¿Qué mano –¡ay, imagen bella!–
de deidad te retrató
tan superior, que copió
hasta el influjo a tu estrella?, decía Calderon.
Ya más actual, decía así Victor Botas
Bien sé que nuncanunca podrá existir entre nosotros
más que el vano monólogo en que trato
de llegar a tu nada [...]
Mis palabras son algo
así como aquel lienzo que tejía
la paciente Penélope:
no sirven
sino para esperar el increíble
transcurso de esa noche
enamorada,
bajo la luna cómplice.
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