sábado, 20 de febrero de 2016
Sasibil, mi caserío
Paisajes del Duranguesado, exposición de pintura de JAVIER GOROSARRI. Del 17 de febrero al 6 de marzo en el Museo de Arte e Historia (Palacio de Etxezarreta) de Durango.
MIS OJOS, QUE CODICIAN COSAS BELLAS_ Al juzgar la obra de arte es necesario tener en cuenta determinados aspectos y circunstancias del momento en que se produce, del tiempo en que le tocó vivir a su autor, con sus purezas y sus impurezas. Y en cualquier caso la anécdota de su propia vida: Gorosarri nació en 1929 y en Durango. Vio pintar los murales del Ayuntamiento a Eloy Garay. Vio pintar a José Manaut Viglietti, que se ponía una curiosa visera mientras pintaba al aire libre durante su exilio en Durango. Vio pintar a Miguelín Eguiluz.
Dicen que la “pintura de paisaje” es reflejo del vínculo íntimo que ha existido entre la Naturaleza y la persona. Que árboles, ríos, montes y nubes en el firmamento nos han inspirado curiosidad y temor tiempo y tiempo. Que además han sido objeto de nuestro deleite. Y podemos recordar para la ocasión aquello que dijera Cicerón: que el ser humano necesita interpretar la naturaleza para poder entenderla y que de su observación y de la meditación surgió el arte.
Hoy, que la sociedad moderna siente cierta nostalgia de un pasado en la naturaleza y aunque nada pueda hacer volver la hora del esplendor en la hierba, la pintura de Gorosarri me envuelve con ese candor de las tardes estivales de la infancia. Aquellas en las que iba de visita a los caseríos. A Iguria, y a Puia a por leche. Al de Larramendi y al de Anes y Alejandra. En Durango, al de la huevera en Okaranza, al del lechero Pedro en Mendiola… Estaban ahí, como “república de casas y haciendas dispersas”, usando la descripción que hiciera el erudito a la violeta que fue José Antonio Zamakola de las casas de su Dima natal en su “Historias de las Naciones Vascas”. Sasibil, mi caserío, tibia cuna de mi niñez.
Dicen que a la pregunta de por qué escalar el Everest, Mallory, que por lo anecdótico de nacer hace más de un siglo lo hacía de traje y sin oxígeno, contestó: “Porque está ahí“. ¿Por qué montañas, cielos y caseríos? Estaban ahí.
John Constable, que fue el pintor inglés de paisajes, y uno de los primeros en pintar al aire libre, dijo una vez contemplando el campo de Suffolk: “este paisaje me ha convertido en pintor.”
Y a otro le parecerá otra cosa. En MUGALARI.info
Aunque nada pueda hacer
volver la hora del esplendor en la yerba,
de la gloria en las flores,
no debemos afligirnos
porqué la belleza subsiste siempre en el recuerdo…
William Wordsworth
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