viernes, 7 de junio de 2013
llueve sin cesar... Como solía llover en otro tiempo
se puso el impermeable porque llovía
Ni siquiera la lluvia
En algún lugar al que nunca he viajado,
felizmente más allá de toda experiencia,
tus ojos tienen su silencio:
En tu gesto más frágil hay cosas que me rodean
o que no puedo tocar porque están demasiado cerca.
Con solo mirarme, me liberas.
Aunque yo me haya cerrado como un puño,
siempre abres, pétalo tras pétalo, mi ser
como la primavera abre con un toque diestro
y misterioso su primera rosa.
O si deseas cerrarme, yo y
mi vida nos cerraremos muy bella, súbitamente,
como cuando el corazón de esta flor imagina
la nieve cayendo cuidadosa por doquier.
Nada que hayamos de percibir en este mundo iguala
la fuerza de tu intensa fragilidad, cuya textura
me somete con el color de sus campos,
retornando a la muerte y la eternidad con cada respiro.
Ignoro tu destreza para cerrar y abrir
pero cierto es que algo me dice
que la voz de tus ojos es más profunda que todas las rosas...
Nadie, ni siquiera la lluvia tiene unas manos tan pequeñas.
ee Cummings
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3 comentarios:
De la lluvia,
http://revistadepoesia.wordpress.com/2013/05/
de paraguas e impermeables. HAY QUE COMPRAR UN BUEN YATE POR SI ACASO
Muchas gracias!. Y sobre lo de comprar un yate puede que sea este el momento de encontrar uno a buen precio, colocarlo en un jardín y esperar a que zarpe que, de seguir así la lluvia, puede ser cosa de días
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