viernes, 5 de agosto de 2011
yo canto su elegancia con palabras que gimen
(muchas gracias al declamador, compañero del alma compañero, y a su ilustre público)
fue en agosto, contraponiente
No te conoce nadie. No. Pero yo te canto. Yo te canto no por torero si no por mecenas de lo que luego se conocería como la generación del 27. [Rafael Alberti llegó a formar parte del paseíllo en su cuadrilla y Federico García Lorca le dedicó una de las elegías más bonitas de la poesía en lengua castellana]. Fue novelista, dramaturgo, poeta, articulista, jugador de fútbol y de polo, empresario, automovilista y piloto de aviación, actor, presidente de la Cruz Roja de Sevilla y del Real Betis Balompié.
pero...¡No murió a las 5 de la tarde!
el 11 de agosto de 1934 a las cinco de la tarde, a las cinco en punto de la tarde en que un niño trajo la blanca sabana, cuando eran las cinco de la tarde en todos los relojes, un toro llamado Granadino prendió al torero Ignacio Sanchez Mejías por la ingle en la plaza de Manzanares, a la que había acudido para sustituir a Domingo Ortega, convaleciente de un accidente de tráfico. La herida de doce centímetros de profundidad la calificaron de peligrosa pero no fue operado en la misma plaza por orden del torero, que prefirió que lo trasladaran a Madrid. El traslado se retrasó. A la una de la madrugada ingresaba en el hospital, y el día 13 por la mañana moría por causa de la gangrena. A lo lejos ya viene la gangrena, a las cinco de la tarde.
Y también fue en agosto, contraponiente
cuando Mataron a Federico,
cuando la luz asomaba
y el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!
y recuerdo una brisa triste por los olivos
lágrima de miel (llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías)
[Ingredientes: para 6-8 personas]
-Para el bizcocho:
6 huevos
150 gr. de azúcar
150 gr. de harina
vainilla o corteza rallada de limón o naranja (opcional)
-Para la mousse de miel
2 dl de nata líquida
200 gramos de miel
1 dl. de leche
6 hojas de gelatina sin color ni sabor
2 yogures naturales
-Para el glaseado de miel:
150 gr. de miel
2 dl. de agua
2 hojas de gelatina
[elaboración]
Batir las yemas con la mitad del azúcar hasta que tengan punto de relieve y estén muy cremosas y de color amarillo muy claro: blanquear las yemas. Montar las claras a punto de nieve y, cuando casi estén, añadir el resto del azúcar. Mezclar con movimientos envolventes las dos preparaciones; agregar la harina poco a poco e ir incorporándola con suavidad añadiendo el aroma elegido. Poner la masa resultante sobre una bandeja de horno forrada con papel.
Hornear a 180º C 12 minutos y dejar enfriar.
la mousse de miel, remojar la gelatina con un poco de agua. Calentar la leche y diluir en ella la miel y luego las hojas de gelatina. Añadir los yogures, mezclar bien y agregar la nata previamente montada. Cortar dos bases de bizcocho con un molde en forma de lágrima y mojarlo con un poco de brandy rebajado con agua y azúcar. Colocar un top de mousse y luego otra de bizcocho, colocar otro top de mousse, más grueso, y dejar reposar en el frigo una hora.
el glaseado, remojar las hojas de gelatina en agua. Calentar un poco de la miel con el agua y diluir en ella la gelatina. Mezclar con el resto de la miel y dejar templar. Cuando la mousse de miel esté solidificada, verter suavemente el glaseado de miel y meterlo de nuevo en el frigo hasta que esté cuajado.
versos de Elegía por Ignacio Sánchez Mejías
Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano está rodando por el suelo.
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.
En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes,
sedienta de catástrofes y hambrienta.
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.
Quiero mirar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.
Volverás a mi huerto y a mi higuera,
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera
de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.
Alegrarás la sombra de mis cejas
y tu sangre se irá a cada lado,
disputando tu novia y las abejas.
Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas,
mi avariciosa voz de enamorado.
A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.
Miguel Hernandez
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8 comentarios:
Estupendo, Anisia.Un encanto el video de las nenas. Gracias por las bellas fotos y el video de Sánchez Mejías que pienso verlo entero!
Gracias por alimentar la belleza del mundo con tu vino y tu miel.
Recuerdo cuando nos pusieron en un examen el poema "como el toro he nacido para el luto y el dolor"... creo que nadie podía dar con el tema porque a Miguel Hernández lo identificábamos con las "nanas" y la cárcel y no con el amor apasionado. Carlos se acordará y creo que él lo hizo bien.¡cómo se reía Mendi!
Gracias Chiqui. El video es muy interesante y las niñas del declamador también ¿que pasará por sus cabezas cuando oyen al declamar al declamador? Parece que les interesa.
Anonimo:
Seguro que lo hizo muy bien. ¡Es increible lo de Carlos!. Le vi coger un violonchelo y, sin haber estudiado música, empezó a tocar y sin saber sabía... Que suerte Carlos que te hayamos conocido (aunque nos hayan desesperado tanto tando tus tardanza)
¡A ver si lo lee!
¡Qué suerte, otro nuevo episodio con El Declamador!, aunque esta vez sea con este trágico y penetrante poema que pone hielo en la sangre. Un amigo italiano, hace ya años, me recitó un día el poema completo y ¡no tenía ni idea de español!. Le impresionó el poema, se lo aprendió para siempre de memoria y lo recitaba con pronunciación italiana y con todo el sentimiento.
¡Qué país éste siempre ensangrentado!. Disfrutemos en esta época que parece que viene arruinada pero más calmada.
Anisia, tendrás que regalar otra botella al colaborador y unos bombones al público estupendo que sigue tan atento esta serie. No dicen ni mu, aunque parecía, por un instante, que pensaban que el recitador se equivocaba al repetir tanto "¡a las cinco de la tarde!" pero ellas, muy discretas, se han mirado un segundo y han seguido atentas hasta el final. ¡Bravo!, a todos.
Es magnífico el vídeo de la Junta de Andalucía. Hace unos años, por este país, andaban unos personajes muy singulares: famosos como Ignacio Sánchez Mejías pero también del todo anónimos y que todos recordamos por boca de padres y abuelos, o en nuestras propias familias.
En la actualidad, ya todos estamos más uniformados, para bien y para más aburrido también.
Como comenta mi madrina cuando uno se asombra con los relatos cotidianos de hace unos años: "bueno, es que antes la gente era así...", ¿qué querrá decir en realidad?, ¿será que la gente no tomaba tantas pastillas ansiolíticas y tranquilizantes?
A propósito de la muerte y del cuadro de la derecha la página principal, Et in Arcadia ego, aparece este texto curioso en Hotel Kafka:
"Cuando estudiaba gramática y lingüística, ya digo, me fascinaba la etimología popular. Me parecía ejemplar: las soluciones que encontramos para lo que no entendemos, no sólo nada resuelven, sino que crean un problema aún mayor.
En cierto sentido, la religión no es más que etimología popular.
(También me gustaba mucho la hipercorrección, pero eso te lo cuento otro día).
El caso es que de un tiempo a esta parte no hago más que leer el lema Et in Arcadia ego usado de una forma que, creo yo, no es más que etimología popular.
Por ejemplo, el ótro día leí en El País un artículo que hablaba de las virtudes de la inactividad y decía:
Porque cuando me siento exclamo: “Et in Arcadia ego” y me figuro que pocos son los males que hay que temer estando en esa deliciosa posición.
Quizá me equivoque, en cuyo caso agradeceré que alguien me lo explique, pero siempre he creído que ese lema (famoso por un cuadro de Poussin) significa todo lo contrario. Y no dudo, porque conozco al autor, que lo usa irónicamente, tomando su sentido literal (yo también estoy en el paraíso) y jugando con el sentido figurado.
Et in Arcadia ego: incluso (o también) en el paraíso estoy yo.
¿Quién es yo? La muerte, claro está.
No tiene nada que ver (insisto, creo) con: y yo tan feliz, tan pancho, me sentía en el paraíso, estaba en la gloria.
Es un memento mori de lo más clásico. En Brideshead Rivisited, Evelyn Waugh lo saca en una calavera, por supuesto, que es su sitio.
Hasta en el paraíso hay peligro, hasta en la fuente de la vida está la semilla de la destrucción, hasta en el bien supremo hay la amenaza del mal (quizá por eso se suele decir que no hay buena acción que quede sin castigo).
¿Quién es “ego”? ¿Quién afirma que también está en el paraíso, que hasta en el paraíso anda escondido o escondida?
Escondida.
La serpiente, coño, quién va a ser.
Siempre he leído eso como dicho por la serpiente: et in Arcadia ego.
Así, el lema se relaciona con otros famosísimos que apuntan hacia la misma gama de significados.
Por ejemplo, el latet anguis in herba (la serpiente late en la hierba, o sea, está escondida en la hierba… del paraíso, claro, de la Arcadia, de dónde iba a ser la hierba, si no es del paraíso terrenal: toda la carne es hierba… y también paraíso, con o sin serpiente, qué más da).
Eso es de la tercera égloga de Virgilio:
Qui legitis flores et humi nascentia fraga,
frigidus, o pueri, fugite hinc: latet anguis in herba.
Más o menos, por el poco latín que aprendí en el bachillerato:
Los que buscáis flores y fresas que nacen en el suelo,
chavales, huid de aquí, la helada serpiente se esconde en la hierba.
Traduzco frigidus como helada, porque la serpiente es fría,cierto, pero sólo la muerte es helada.
Hay que ver, hay que imaginar a estos chicos y chicas en la hierba, buscando flores (o retozando, es decir follando, que los poetas son muy simbólicos ellos) y el tipo que les advierte, salid de aquí echando viruta, no sabéis que, oculta entre la hierba, late la serpiente, el dolor, la muerte, el mal.
O pongamos:
Quoniam medio de fonte leporum
surgit amari aliquid, quod in ipsis floribus angat.
Como dice Lucrecio, en De rerum natura.
O sea, digo yo que será sobre poco más o menos algo así:
Puesto que de la misma fuente de los placeres
mana algo amargo que atormenta a las propias flores
O en la versión de Byron:
Still from the fount of joy’s delicious springs
Some bitter o’er the flowers its bubbling venom flings
Así que, para mí, et in Arcadia ego viene de aquí. Tal vez me equivoque.
Cuidado: también aquí estoy yo. La serpiente. La muerte. El mal.
Qué curioso que haya pasado a significar todo lo contrario: ahí me las den todas, que estoy como en el paraíso, a mí plin.
Me calenté una pizza, me puse el DVD y… ¡et in Arcadia ego!
En un sentido literal, en el paraíso sólo está uno cuando está con amigos.
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