unos asientos de piedra en la arena
by javier bauluz, en 1988 |
Abraza a tu asesino
Abraza a su asesino para lograr su clemencia: ¿te enfadarías mucho conmigo si sobreviviera? Hermano... hermano: ¿qué he hecho para que me asesines? Dos pájaros vuelan sobre nosotros, apunta hacia arriba. Dispara tu infierno lejos de mí... ven a la choza de mi madre para que te prepare las habas. ¿Qué dices? ¿Qué dices? ¿No soportas mi abrazo ni mi olor? ¿Estás cansado del miedo que me habita? Entonces arroja ese revólver al río. ¿Qué dices?... ¿Un enemigo en la ribera del río ha dirigido su metralleta hacia el abrazo? Entonces dispara contra el enemigo. Escaparemos juntos de sus balas y escaparás de tu delito. ¿Qué dices? ¿Me matarás para que el enemigo vuelva a su casa/nuestra casa y tú retornes al juego de la caverna? ¿Qué has hecho con el café de mi madre y de tu madre? ¿Qué crimen he cometido para que me asesines, hermano? No desataré la cuerda del abrazo. No te dejaré.
Allá por 2001, que andaba yo enamoradísima de Marcos, poco antes de la marcha zapatista al Zócalo, una amiga fue a una fiesta de los Pueblos del Mundo y me dijo "no he encontrado nada del Sup pero te he traido ésto" y me regaló este colgante hecho en Palestina con una rama de olivo. [Y sí que debía estar perdidamente enamorada porque de aquella época guardo un libro suyo que me regaló otra amiga y una foto sacada de la grabación de un discurso que otra amiga me consiguió.].
Entonces, al ver la paloma de olivo me acordé de unos versos que había leído y que nunca los volví a encontrar. Decían algo así:
"si los olivos supieran el sufrimiento de las manos que los cultivan, en vez de aceitunas de sus ramas brotarían lágrimas"
Cadáveres anónimos
[La ta´tadhir ´ammâ fa´alta. 2004]
Cadáveres anónimos.
Ningún olvido los reúne,
Ningún recuerdo los separa...
Olvidados en la hierba invernal
Sobre la vía pública,
Entre dos largos relatos de bravura
Y sufrimiento.
“¡Yo soy la víctima!”. “¡No, yo soy
la única víctima!”. Ellos no replicaron:
“Una víctima no mata a otra.
Y en esta historia hay un asesino
Y una víctima”. Eran niños,
Recogían la nieve de los cipreses de Cristo
Y jugaban con los ángeles porque tenían
La misma edad... huían de la escuela
Para escapar de las matemáticas
Y la antigua poesía heroica.
En las barreras,
Jugaban con los soldados
Al juego inocente de la muerte.
No les decían: dejad los fusiles
Y abrid las rutas para que la mariposa encuentre
A su madre cerca de la mañana,
Para que volemos con la mariposa
Fuera de los sueños, porque los sueños son estrechos
Para nuestras puertas. Eran niños,
Jugaban e inventaban un cuento para la rosa roja
Bajo la nieve, detrás de dos largos relatos
De bravura y sufrimiento.
Luego escapaban con los ángeles pequeños
Hacia un cielo límpido.
2014 |
Nosotros amamos la vida
bailamos entre dos mártires y erigimos entre ellos un alminar de violetas o una palmera.
los versos son de MAHMUD DARWISH
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