(¡Ay, que gracia el final!. Se vuelve toda sumisa...)
Veis, hermanas? Él llega. Pronto, tended la mesa.
No, no se ha ido, no. ¿No es eterna la espuma?
¿Las gaviotas perdidas, el otoño, la bruma?
He aquí, precisamente, a Enrique que regresa.
Raúl González Tuñón


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