Navega el navegante, aunque sepa que jamás tocará las estrellas que lo guían

¡Salud a la cofradía trotacalle y trotamundo!


martes, 7 de noviembre de 2017

Yo también soy ángel; lo fui, parecía un corderito almibarado, pero me cansé de regalar a yeguas vasijas hechas con congojas de Sèvres.


Obreros y campesinos, por Vladimir Vasilyevich (1921)


 El poeta es un obrero

Gritan al poeta:
“quisiéramos verte al torno.
¿Los versos?
¡Bobadas!
Eso es para no dar el callo”.
Tal vez
para nosotros
el trabajo
es la tarea mas afín.
Yo también soy fábrica,
aunque sin chimeneas,
pero quizá
sin ellas
se pasa peor.
Sé–
odiáis la palabrería.

Talar el alcornoque es vuestro quehacer.
¿Y nosotros?
¿No somos ebanistas’
Transformamos el alcornoque de las cabezas humanas.
Sin duda,
pescar es cosa distinguida.
Sacar la red
y en ellas el pescado.

Pero el trabajo del poeta es más delicado:
pesca a gentes, que no a peces.
Enorme trabajo arder ante el horno,
el rojo hierro templar.
¿pero quién
nos tilda de holgazanes?
Con la lima de la lengua desbastamos los cerebros.
¿quién es mas— poeta
o el perito
que al hombre el bien material?
Iguales.

El corazón es otro motor.
El alma es otro ingenio.
Somos parejos.
Compañeros, dentro de la masa obreras.
Proletarios de cuerpo o alma.
Sólo juntos
hermosearemos el mundo
y lo impulsaremos con himnos.
Pondremos un dique a los chorros verbales,
¡A la obra!
El trabajo es vivo y nuevo.
Y los oradores ociosos—
¡Al molino!
¡Con los molineros!
A girar las muelas con el torrente de las palabras.

 Mayakovski,

[o esta otra versión]

Se le ladra al poeta:
«¡Quisiera verte con un torno!
¿Qué, versos?
¿Esas pamplinas?
¡Y cuando llaman al trabajo, te haces el sordo!»
Sin embargo
es posible que nadie
ponga tanto ahínco en la tarea
como nosotros.
Yo mismo soy una fabrica.
Y si bien me faltan chimeneas,
esto quiere decir
que más coraje me cuesta serlo.
Sé muy bien
que no gustáis de frases vacías.
Cuando aserráis la madera, es para hacer leños.
Pero nosotros
qué somos sino ebanistas
que trabajan el leño de la cabeza humana.
Por supuesto
que pescar es cosa respetable.
Echar las redes.
¿Quién sabe? ¡Tal vez un esturión!
Pero el trabajo del poeta es más beneficioso:
la pesca de hombres vivos, esto es lo mejor.
Enorme, ardiente es el trabajo en los altos hornos,
donde se forma el hierro chisporroteante.
¿Pero quién
se atrevería a llamarnos holgazanes?
Nosotros bruñimos las mentes con áspera lengua.
¿Quién es más aquí?
¿El poeta o el técnico
que procura a los hombres
tantas ventajas prácticas?
Los dos.
Los corazones son también motores.
El alma es también fuerza motriz.
Somos iguales.
Camaradas de la clase trabajadora.
Proletarios del cuerpo y del espíritu.
Solamente unidos
solamente juntos podremos engalanar el universo,
acelerar el ritmo de su marcha.
ante una oleada de palabras, levantemos un dique.
¡Manos a la obra!
¡Al trabajo, nuevo y vivo!
Y a los que discursean
que se les mande al molino.
¡Para que el agua de sus discursos haga girar sus aspas!

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