MIS OJOS, QUE CODICIAN COSAS BELLAS_ ¿Cuántas veces debe un hombre mirar hacia arriba antes de que pueda ver el cielo? “Visiones de DURANGO begietan” llega a su fin el próximo domingo 16, a las 14 horas. Más de 800 personas se habían acercado ya al Museo de Arte e Historia, sito en San Agustín, a día de San Fausto, ese jubiloso jueves en que Bob Dylan recibía el para mí merecido Premio Nobel de Literatura “por haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición americana de la canción” en palabras de la Academia, que sigue lo dictado en el testamento por Alfredo Nobel: «a quien hubiera producido en el campo de la literatura la obra más destacada, en la dirección ideal»
Dice Marta Benítez Cordonets que Solde escribe Durango y que lo hace con sus colores, a veces tan sorprendentes e intensos para un norte, a través de unos ojos grandes de mirada excepcional, sensibles y observadores, antiguos … y, a la vez, tan modernos como si fueran una visión futura de un Durango que tendrán que aprender a mirar de nuevo las generaciones que vengan. Poco se mira y se observará ya de esta manera: hoy atrapan las imágenes en movimiento continuo, en un mundo inmerso en pantallas grandes y pequeñas. La mente se posa tan solo un segundo y, sin movimiento, se inquieta. Entonces, ¿quién sabe que Durango es oro y rojo llama como el cráter del volcán bajo una turquesa de cielorraso?, ¿que a veces es alegre como un circo recién llegado pero otras resbala de melancolía ocre por la montaña?. Sin palabras escribe Solde que así es Durango, eso y mucho más, él que aún conserva el gusto de mirar y se detiene, y sobrevuela por campos y aldeas. Nos escribe que aún tenemos tiempo y posibilidad de volar, de mirar a Durango desde arriba, en los instantes de arte y belleza que jamás una pantalla igualará. Aprender el placer de mirar Durango, otra vez, con Solde que nos invita: How many times must a man look up Before he can see the sky?
_¿Cuántos caminos debe un hombre recorrer antes de que lo llamen un hombre?_ Por el Palacio de Etxezarreta discurre estos días el camino que recorrió Solde por Durango, su jardín heterotópico. Para Él Durango supuso su gran jardín compartido, su paraíso existencial. Representó la más minúscula porción del mundo que le tocó vivir pero que paradójicamente compendió su totalidad. Su gran jardín, su refugio fue desde que comenzó a crear, una especie de heterotopía feliz y universalizadora de la que nunca quiso escapar. La muestra recoge la idea de formar una especie de archivo con el propósito de encerrar en un lugar todas las visiones de su jardín en la dirección ideal.
Enrique Díaz Soldevilla, de niño, aprendiendo a andar con su madre, de quien tomó el nombre artístico de ‘Solde’. ·PHOTO · Arhivo familiar de Solde |
“Un poeta es como cualquier hombre pero cualquier hombre no es un poeta”
Y a otro le parecerá otra cosa. en MUGALARI.info
¿Cuántos caminos debe un hombre recorrer
antes de que lo llamen un hombre?
¿Cuántos mares debe surcar una paloma blanca
antes de que pueda dormir en la arena?
¿Cuántas veces aún las balas de cañón deben volar
antes de caer para siempre?
La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento…
La respuesta está flotando en el viento.
¿Cuántos años debe una montaña existir…
antes de disolverse en el mar?
¿Cuántos años deben vivir algunas personas
antes de que se les permita ser libres?
¿Cuántas veces puede un hombre volver su cabeza
fingiendo que simplemente no ve?
La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento…
La respuesta está flotando en el viento.
¿Cuántas veces debe un hombre mirar hacia arriba
antes de que pueda ver el cielo?
¿Cuántas oídos debe tener un hombre
antes de poder oír el llanto de su prójimo?
¿Cuántos muertes se necesitarán aún hasta darse cuenta
de que ya ha muerto demasiada gente?
La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento…
¡La respuesta está flotando en el viento!
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