de Filosofía para princesas
De tal manera que nada puede ser cambiado en el universo (como tampoco en el número) salvo su esencia, o si se prefiere, su individualidad numérica. Así, si el menor mal que acontece en el mundo viniera a faltar, ya no se trataría de este mundo, el cual exhaustivamente mesurado y explorado ha sido considerado como el mejor por el creador que lo ha elegido. Cierto que cabe imaginar mundos posibles, sin pecado y sin desgracia, y podríamos como los romanos construir Utopías; mas estos mismos mundos serían de hecho con mucho inferiores al nuestro. No estoy en condiciones de mostrarlo detalladamente, pues ¿cómo puedo yo conocer, representar y comparar infinitos? Leibniz
2 comentarios:
Un poco "alemana" y pavorosa la puesta en escena.
Alemán y pavoroso ¡como el Kaiser!
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