versos de Elegía escrita en un cementerio de aldea
Suena el toque de los difuntos al partir el día,
Ahora el paisaje se deshace, apenas brilla en los ojos,
Y todo el aire sostiene una quietud solemne,
Bajo aquellos olmos rugosos, aquella sombra del Tejo,
Los rudos antepasados de la aldea sueñan.
La llamada ventosa del incienso en la mañana,
El trago que gorjea en el cobertizo de paja,
El clarín áspero del gallo, o el cuerno que resuena,
Ya no los despertará de su cama eterna.
Thomas Gray
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